Saludos. Me he registrado en el foro porque hace 3 días que el veterinario hizo la eutanasia a nuestro último gatito (era hijo de la pareja originaria, todos persas). La madre murió por problemas renales con 17 años, el padre de muerte natural a la misma edad y al hijo lo hemos tenido que sacrificar a la edad de 16 años y 7 meses. Hasta aquí todo normal. Pero hay cosas que no me terminan de cuadrar y que me están causando mucha inquietud y malestar psicológico.
El gatito nació con una malformación: tenía el pecho hundido, aunque a primera vista no se apreciaba. El veterinario que lo examinó y le puso el chip nos dijo que duraría poco. Tal cual. La realidad es que no ha sido así. Fue un gato que siempre tenía una frecuencia cardíaca alta (los veterinarios lo achacaban a la malformación en virtud de lo que veían en las radiografías). También se tiró la segunda mitad de su vida con toses un poco extrañas, de modo que sospechábamos de algún edema pulmonar o similar. Sin embargo, los veterinarios lo examinaban y rechazaban la posibilidad. Sólo apuntaban que el gato estaba excesivamente obeso (algo absolutamente cierto) y que no supimos corregir, con lo que el animal acabó con artrosis, problema que fue empeorando hasta que el pobrecito tomaba medicación para ello y se movía muy poquito.
En una revisión del veterinario, nos dijo que el gato estaba sufriendo y que lo mejor era sacrificarlo. No os puedo describir los sentimientos que afloraron en aquel momento. Mi mujer estaba desolada y yo tenía dudas morales, contradicciones internas y una inquietud horrible cada vez que miraba la carita del pobre animal.
Yo había visto la eutanasia de un gatito callejero atropellado que recogió mi madre y por el que no se pudo hacer nada. Aquel veterinario anestesió al gato, el cual se quedó dormido muy rápidamente, con los ojos muy abiertos. Luego se le inyectó otra cosa (supongo que el elemento letal) y sólo se movió un poquito con unos leves espasmos musculares, aparentemente reflejos. Se le auscultó varias veces hasta confirmar que, efectivamente, el minino estaba definitivamente muerto.
La eutanasia de mi gato ha sido totalmente distinta. Para empezar, yo tenía dudas, pero mi mujer me decía que por el egoísmo de seguir contando con su compañía no podíamos prolongar su sufrimiento. Fui yo solo con el gatito y le dejé claro al veterinario que quería estar hasta el final junto a mi pequeño amigo. No pareció gustarle la idea, pero aceptó.
Lo durmió, aunque percibí que mi gato tardaba más en quedar totalmente inconsciente, pues su miraba tardó más en quedar fija y su rabo reaccionaba a mis caricias. Finalmente, el veterinario dijo que ya estaba dormido y que no sentiría nada en adelante. Creo que dijo la verdad. En este caso, el gatito no hizo el más mínimo movimiento ni espasmo a raíz de la inyección letal. Se quedó inerte, lo tumbé de lado y hasta ahí todo bien, dentro del disgusto que yo llevaba por dentro.
Sin embargo, de pronto y de manera inesperada, mientras el veterinario estaba rellenando unos papeles en una mesa próxima, vi que mi gato empezaba a echar sangre oscura por la boca. Yo había oído que en muchas ocasiones, durante la eutanasia, los animales perdían el control de los esfínteres y emitían heces u orina. Nunca había leído ni oído nada de echar sangre por la boca.
Avisé inmediatamente al veterinario, el cual se limitó a poner unas gasas por debajo y alrededor de la boca de mi gato y dijo que por estas cosas no le gusta que los familiares se queden tras la anestesia.
No sé qué pensar. No sé si es algo normal o si hubo una iatrogenia o algo salió mal. Me siento fatal, en mi mente es como si hubiéramos desandrado al pobre chiquitín. Necesito saber si esto es algo que pudo ocurrir sin salirse de la normalidad, si mi gato sufrió, qué pudo pasar para que la cosa terminara así.
Por cierto, apuntar que mi bendito padre ha intentado calmarme diciendo que tal vez el gato mordió la lengua en un acto reflejo estando ya inconsciente, pero a mí me cuesta tenerlo en cuenta como posibilidad y creo que sólo me lo dice como mentirijilla piadosa.
Hola. Lo primero siento mucho la perdida de tu gato, de los tres en realidad, ánimo, son momentos duros. Y sólo comentar que quizá la segunda inyección le afecto a algún órgano y por eso le salió la sangríta por la boca, pero en cualquier caso, ya estaba dormido, con la anestesia previa ya no sienten ningún dolor, creo que puedes estar tranquilo por eso.
Es normal sentirnos culpables en ese momento tan duro, al final decidimos por ellos si viven o no viven más, pero se van sin sufrir, lo que al final es bueno para ellos aunque nos duela.
Seguro que tuvo todo lo mejor en vida, mucho ánimo.
(Última modificación: 28-12-2024, 10:35 PM por Gilda.)