Bueno, conste que a pesar de lo que podáis pensar al leer eso de "darle una pastilla a un gato", esto no es un chiste (que por ahí corren muchos chascarrillos sobre el tema y algunos hasta casi justificados)
Cuando nos toca darle una pastilla a nuestro gato, la mayoría de los gateros optamos por medios alternativos y de camuflaje: metemos la pastilla en una chuche, la machacamos y la mezclamos con paté, formamos una pasta con agua y la damos con una jeringuilla, etc... El caso es que aunque esos truquillos están bien y pueden salvarnos la papeleta en más de una ocasión, muchas veces nos olvidamos del método más obvio y en realidad más sencillo:
introducir la pastilla directamente en la boca de nuestro gato.
Os dejo el enlace a una entrada que escribí sobre el tema hace unas semanas titulada "
Pastillas versus gatos" en la que recopilo varios vídeos muy ilustrativos y que espero que os animen a intentarlo y conseguirlo. ¿El secreto? Meter la pastilla al final de la lengua, casi en la garganta, para que el gato la trague sin poder escupirla :)
Si os preguntáis porqué tenéis que aprender a dar una pastilla si hasta ahora os ha ido bien, pues en realidad por muchos motivos: algunos gatos acaban con medicaciones durante largas temporadas o incluso crónicas y no vamos a estar montando un circo cada vez que toque pasti... Hay veces que las pastillas no se pueden machacar, partir o masticar (porque saben a rayos...) En otras ocasiones, tenemos que asegurarnos de que la dosis de medicamento que toma el gato es completa, sin posibilidad de estimaciones o mermas durante el proceso... Y, de verdad: cuando se aprende, os aseguro que resulta la manera más rápida y cómoda.
Y, por cierto, sea como sea como se tome los comprimidos vuestro gato, no os olvidéis de darle agua con jeringuilla o algo que comer después para evitar lesiones en el esófago.
¡Ronroneos y espero que alguien se anime!